La línea de la vida
Fue una discusión severa, aplicando el contrato y la visión de la realidad. Duró mas de media hora, ondas de radio vizcaina mediante, entre el campo base y el campo II. Abajo el jefe de la expedición comercial francesa; arriba Marie Cristine, una alpinista con ganas de llegar a la cumbre del Everest.
El jefe puso veto a las aspiraciones de la bayonesa: "a la velocidad que asciendes no puedes ir del collado sur a la cumbre, ni usando oxígeno a 4 litros". La bayonesa no quería aceptar la renuncia impuesta, pedía un sherpa de apoyo, se sentía capaz.
Fue una larga discusión sobre posibilidades, discriminaciones, apreciaciones de la realidad. El jefe aclaró que su contrato incluía la ascensión y el descenso con vida. Ella insistió. La respuesta fue rotunda: "más allá del collado sur nunca".
El ejemplo del pasado año con más de diez muertos en expediciones comerciales por encima del collado sur puso de manifiesto que allí hay una línea de la vida. Que quien la cruza debe afrontar con toda su energía todas las consecuencias. Allí el apoyo del sherpa o del jefe no sirve. En las expediciones comerciales se paga mucho dinero y se admite la participación de público sin curriculum. Pero por encima del collado sur no hay cuerdas fijas, no hay calor y el reloj marca un ritmo inexorable. La ida y la vuelta tienen su límite. Allí está la línea de la vida; traspasarla está sólo reservado para unos pocos.
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