La radio comenzó a emitir desde las dos de la mañana. El equipo navarro del Lhotse, Iñaki Otxoa de Olza y Antonio Akerreta debían partr a esa hora desde su campo IV, a 7.800 metros. Desde el campo base una grabación musical estaba preparada para animar su salida. Nunca llegó a sonar.
Atravesando el glaciar en el descenso del campo III (Foto Iñaki Ruiz)
"Imposible moverse, ha caído medio metro de nieve y el viento es fortísimo. Imposible. Hay que bajar. En cuanto haya un punto de luz nos vamos para abajo", apuntó Otxoa de Olza.
Eran las 4,45 de la mañana cuando abandonaban el campamento. A esa misma hora en el campo III despertaba la alarma: "No podemos salir de las tiendas, el tiempo es fatal, hay que bajar", advertía Alberto Posada.
En contacto con los franceses, cuyas tiendas estaban muy cerca en la pendiente del Lhotse, Ivan, su jefe, establecía conversación mediante la emisora: "Creo que hay que bajarse de aquí, ¿eh?, cuanto antes. El tiempo está muy deteriorado. Es mejor salir de aquí cuanto antes. Nosotros hemos avisado a dos sherpas para que salgan a nuestro encuentro".
"Si, eso es algo que tenemos seguro. Estamos ya preparándonos", respondió Fernando Rubio.
"Bueno, será mejor si bajamos todos juntos, más seguro, ¿no?", inquirió Ivan. "Sí, sí, de acuerdo, en cuanto estemos listos os avisamos", terminó Rubio.
En el valle de Khumbu unas espesas nubes avanzaban a gran velocidad, haciendo girones y revolviéndose en curiosos remolinos sobre las cumbres. El viento había también sacudido las tiendas del base durante toda la noche.
Se llamaba desde el base a los navarros inquiriendo su posición, supuestamente de camino hacia el campo II. Sin respuesta. La preocupación crecía en su compañeros que sólo sabían de su partida, desde 7.800 metros.
A las 6,30 Madariaga intervenía desde el campo II, donde había pasado la noche con Bañales: "Desde aquí no se ve todavía a nadie bajando. Aquí están los sherpas como locos poniendo piedras en todas las esquinas, para intentar que aguanten las tiendas. La cocina de los franceses ha desaparecido, las tiendas de los coreanos están casi todas rajadas; nuestras Makalu son las que mejor están aguantando, pero esto es terrible. Pero no creo que estos tengan problemas para llegar desde el campo III porque tienen cuerdas fijas hasta abajo".
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