Segunda mujer en el Everest sin oxígeno
Lo hizo primero Ivan, el guía y lider de la expedición comercial, un hombre muy curtido en el Himalaya que tratará de que puedan llegar a la cima sus clientes. Bernard Boyer es un aventurero canadiense y adinerado que ya ha alcanzado a pie el polo sur. Casi cincuentón, viene patrocinado por un acaudalado empresario maderero que incluso le cursó visita con viaje en helicóptero privado hasta sólo dos días del campo base. Su mujer vigila en el campo base la estación de comunicaciones para su uso exclusivo, incluido el teléfono satélite. Les acompaña en el campo base Thierry Petry, un anestesista canadiense compañero de fatigas y travesía polar del aventurero. Este doctor vigilará de la salud de sus amigos y se aclimata para la travesía al polo norte que realizará con Boyer en la próxima primavera durmiendo al raso en la pedrera del campo base. El objetivo de Boyer es alcanzar los tres polos y de ahí su empeño en llegar al Everest. Una bayonesa de origen, Mari Anne, cargada de ganas pero floja de piernas ya ha decidido que no pasará del campo III y ayer dudaba sobre el camino por la comba oeste. Marie Cristine es una hermosa marsellesa empeñada en hacer su Everest a costa del tiempo que haga falta.
Por fin, Yannick Navarro quiere ser la segunda mujer en el mundo en conseguir el trofeo de la cima del mundo sin oxígeno. La primera marca la logró la neozelandesa Lidia Bradley el 14 de octubre de 1988. Yannick, de ascendencia española, es un mujer diminuta, de cuerpo deportivo y ligera como el viento a sus 31 años. Llevará una pequeña botella de oxígeno en su mochila por si las fuerzas le fallan en el último momento y lleva tras sus huellas un cámara que intentará inmortalizar su hazaña.
Esta gente se dejará abrir la huella por cuatro porteadores y reuniendo sus fuerzas con los vizcainos pondrán su mira en la cima más alta del mundo el día 8 de octubre.
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