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Se le dice la «ruta normal» del Everest porque a lo largo de la historia ha sido la más transitada para intentar la cima del mundo, también porque es el itinerario que siguieron los primeros ascensionistas -Hillary y Tensing- en el año 1953.
Es la ruta que seguirán los alpinistas de la Expedición Vizcaina al Everest entre el final del mes de agosto y la primera semana de Octubre. Desde Kathmandu un corto vuelo de avión llevará a los expedicionarios hasta la aldea de Luckla donde se reunirán porteadores y equipos para iniciar una marcha de aproximación de unos cinco días hasta el campo base, que se sitúa en los hielos cubiertos de piedras de la morrena del glaciar de Khumbu. El equipo será acompañado por un par de alpinistas que no perderán la pista de ninguno de los valiosos |
bidones. El resto del grupo ascenderá más despacio y a lo largo del camino intercalará ascensiones a pequeñas montañas de cinco y seis mil metros para aclimatar el cuerpo a la altitud.
Para el día 10 de setiembre todos se reunirán en el campo base con un grupo de navarros que compartirán los pasos a través de la cascada de hielo de Khumbu hasta el campo III que se instalará a unos 7.200 metros de altitud en la pared del Lhotse. De camino hasta esa altitud, la cascada de hielo ofrecerá un alto riesgo con sus acostumbrados desprendimientos de bloques y un desplazamiento continuo que incluso llega a mover las tiendas del campo. En este recorrido y el que lleva hasta el campo II, que se sitúa a 6.500 metros en el fondo del glaciar no hay grandes dificultades técnicas que superar. La logística y la organización priman mientras se instalan los |
La verdadera barrera del Everest comienza más arriba de los ocho mil metros. |
campos y se equipan con cuerdas fijas los tramos superiores. La pared del Lhotse, empinada y helada, está todavía por debajo de los ocho mil y permite llegar al Collado Sur, punto de encuentro de las grandes epopeyas que en el Everest se han repetido año tras año. Allí empieza el verdadero problema de esta montaña: sus fríos, el resalte empinado del escalón Hillary, las implacables ventiscas, las grandes incertidumbres del hombre; pero sobre todo desde la cima Sur, desde los 8.500 metros de altitud, comienza la barrera entre lo posible y la muerte. Sólo un pequeño filo en el que el empeño humano poco o nada tiene que hacer contra las fuerzas naturales. Allá arriba basta con intentar vencerlas y regresar. |
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Expedición Bizkaia Medio Ambiente Everest 97 |
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